El mejor regalo

viernes, 14 de agosto de 2009

El fin de semana pasado, justo para mi cumpleaños, el Señor me llevaba a la porción bíblica escrita por Pedro (1a Cap.1:3-12) en donde se nos habla de una esperanza viva, de las cosas tan grandes que Dios nos ha otorgado, solo por mencionar algunas en el párrafo
"...grande misericordia, esperanza viva, resurrección, herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, poder de Dios, salvación de vuestras almas, alegría, alabanza, gloria y honra, gozo inefable y glorioso..." y por último "... el evangelio por el Espíritu Santo..." Definitivamente, el evangelio es lo más grande que alguien puede tener, la certeza de vida eterna, de glorificación y saber que Dios al darnos su Espíritu Santo como una garantía de que seremos algún día levantados y transformados es algo tan maravilloso que no puede ser expresado de otra manera y solo puedo decir que Dios nos ha dado "un pedazo de cielo" un adelanto de lo que será su gloria, en la eternidad, donde le alabaremos por los siglos de los siglos.
Siempre es triste ver a personas que, debido al desconocimiento de la Palabra y sus promesas, se apartan de Dios y tranzan algo tan preciado por algo superficial, esto se debe a la falta de comunión con el Dios verdadero que ha reservado para nosotros una gloria excelsa, ya que si no tenemos la noción de lo que somos y lo que seremos en Cristo, seremos propensos a caer bajo cualquier tentación del enemigo y desviarnos del propósito del Padre, del
"...fin de vuestra fé, que es la salvación de vuestras almas..." dice Pedro.
Muchos al hablar de salvación, entran en disputa y debaten acerca de un tema que en todos estos años de servicio al Señor no he visto a nadie que pueda dar un veredicto claro y certero: "¿ la salvación se pierde o no se pierde ?", no es un tema a tratar en esta predicación, pero yo me quedo con el sencillo ejemplo que un hermano me compartió: " Un Padre lleno de amor regala algo valioso a su hijo, jamás pensaremos que este Padre, de un momento a otro le quitará el obsequio, pero este niño no cuidó su regalo y lo extravió...Dios nunca te quitará la salvación, eres tú el que la pierde, y eres tú quién se extravía..." tan simple como eso, sin entrar en conjeturas, lo que nos queda es un deseo de cuidar lo que Dios nos ha dado. Por eso el autor a los Hebreos declara:
"¿Cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande? (Heb. 2:3) .
Con este pensamiento, fuí a la reunión de jóvenes, y hablé acerca de esto, del regalo más grande que ha venido del cielo para nosotros en esta prédica titulada "No descuides lo que Dios te ha dado" .

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